El Via Crucis es una de las principales prácticas para honrar la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, y al mismo tiempo, el medio más eficaz para convertir a los pecadores, enfervorizar a los tibios y santificar a los justos.
Este ejercicio tan saludable, aprobado repetidamente por la Santa Iglesia, está enriquecido con muchísimas indulgencias. Por lo tanto, los que, aun privadamente, con el corazón arrepentido, hacen este ejercicio en el lugar donde el Via Crucis esté canónicamente erigido, ganan una indulgencia plenaria cada vez; otra indulgencia plenaria si el mismo día comulgan, o si comulgan en el mes durante el cual hayan hecho a lo menos diez veces el mismo ejercicio del Via Crucis. — Una indulgencia de diez años por cada estación, si por una causa razonable no pudiesen terminar el ejercicio.
Las oraciones que se reciten en cada estación, los versículos y los cánticos no son necesarios para adquirir las indulgencias; son una piadosa y laudable costumbre introducida por la piedad de los fieles y que ahora se practica por todas partes.
Aquellos que están legítimamente impedidos (navegantes, enfermos, presos, etc.) para visitar las estaciones del Vía Crucis donde están erigidas, pueden ganar los mismas indulgencias teniendo en la mano un crucifijo bendecido especialmente para ello, y rezando veinte Padrenuestros, Avemarias y Gloriapatris; esto es, catorce por las catorce estaciones, cinco a las cinco Hagas, y uno según la intención de la Santa Iglesia.
Los enfermos de gravedad ganan las mismas indulgencias, aun sólo besando o contemplando el crucifijo bendecido especialmente para ello, y rezando, si es posible, alguna breve oración o jaculatoria en memoria de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
EJERCICIO PREPARATORIO
V. Adorámoste, oh Cristo, y bendecímoste.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Oremus
Réspice, quaesumus Dómine, super hanc familiam tuam, pro qua Dóminus noster Jesus Christus non dubitávit mánibus tradi nocentium et Crucis subiré torméntum. Qui tecum vivit et regnat in saecula saeculórum. Amen.
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Oh Dios y Redentor mío! Vedme a vuestros pies arrepentido de todo corazón de mis pecados, porque con ellos he ofendido a vuestra infinita bondad. Quiero morir antes que volver a ofenderos, porque os amo sobre todas las cosas.
V. Miserere nostri, Dómine.
R. Miserere nostri.
Haced, oh Santa Madre que las llagas del Señor, se impriman en mi corazón.
Stabat Mater dolorósa.
Juxta crucem lacrymósa.
Dum pendebat Fílius.
PRIMERA ESTACIÓN
JESÚS CONDENADO A MUERTE.
V. Adorámoste, oh Cristo, y bendecímoste.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
En esta primera estación se contempla el Pretorio donde pronunció Pilatos la sentencia de muerte contra nuestro Redentor.
Considera, alma mía, cómo Pilatos condenó a muerte de cruz a tu inocentísimo Jesús, y cómo Él se sometió voluntariamente a la muerte para librarte de la condenación eterna.
¡Ah, Jesús mío! gracias os doy por tanta caridad, y os suplico que revoquéis la sentencia de condenación eterna, que he merecido por mis culpas, para que sea digno de poseer la vida eterna.
Padrenuestro, Avemaria y Gloriapatri.
V. Miserere nostri. Dómine.
R. Miserere nostri.
Haced, oh Santa Madre.
que las llagas del Señor
Se impriman en mi corazón.
Cujus, animan geméntem,
Contristátam et doléntem,
Pertransívit gládius.
SEGUNDA ESTACIÓN
JESÚS CARGANDO CON LA CRUZ.
V. Adorámoste, oh Cristo, y bendecímoste.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
En esta segunda estación se contempla cómo fue Jesús cargado con el pesadísimo leño de la cruz.
Considera, alma mía, cómo Jesús cargó sobre sus delicados hombros la cruz que hacían tan pesada tus enormes e innumerables pecados.
¡Ah, Jesús! perdonadme y dadme gracia para que no aumente el peso de vuestra cruz con nuevas culpas, y haced que lleve siempre la mía, haciendo verdadera penitencia.
Padrenuestro, Avemaria y Gloriapatri.
V. Miserere nostri. Dómine.
R. Miserére nostri.
Haced, oh Santa Madre,
que las llagas del Señor
se impriman en mi corazón
Oh quam tristis et aflict,
Fuit illa benedicta,
Mater Unigéniti!
TERCERA ESTACIÓN
JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ BAJO EL PESO DE LA CRUZ
V. Adorámoste, oh Cristo, y bendecímoste.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
En esta tercera estación se contempla cómo cayó Jesús por primera vez bajo el peso de la cruz.
Considera, alma mía, cómo Jesús, no pudiendo soportar el peso que le cargaron, cayó bajo la cruz, agobiado de cansancio y dolor.
¡Ah, Jesús mío! Mis caídas en el pecado son causa de la vuestra. Os suplico que me deis gracia para no renovaros este dolor con nuevas culpas.
Padrenuestro, Avemaria y Gloriapatri.
V. Miserere nostri, Dómine.
R. Miserere nostri.
Haced, oh Santa Madre
que las llagas del Señor
se impriman en mi corazón.
Quae moerébat et dolebat.
Pia Mater, dum vidébat,
Nati poenas íncliti.
CUARTA ESTACIÓN
JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE SANTÍSIMA
V. Adorámoste, oh Cristo, y bendecímoste.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste ni mundo.
En esta cuarta estación se contempla el dolorísimo encuentro de María Santísima con su divino Hijo.
Considera, alma mía, el dolor que experimentó el corazón de Jesús de la Virgen a la vista de Jesús, y el corazón de Jesús a la vista de su afligidísima Madre. Tus culpas fueron la causa de este dolor de Jesús y María.
¡Ah, Jesús! ¡Ah, María! Hacedme sentir verdadero dolor de mis pecados para que los llore toda mi vida, y merezca ser consolado con vuestra asistencia en la hora de mi muerte.
Padrenuestro, Avemaria y Gloriapalri.
V. Miserere nostri, Dómine.
R. Miserere nostri.
Haced, oh Santa Madre,
que las llagas del Señor
se impriman en mi corazón.
Quis est homo, qui non fleret..
Matrem Christi si vidéret,
In tanto supplício?
QUINTA ESTACIÓN
JESÚS AYUDADO POR EL CIRINEO
V. Adorámoste, oh Cristo, y bendecímoste.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
En esta quinta estación se contempla cómo fue obligado Simón Cirineo a ayudar a Jesús a llevar la Cruz.
Considera, alma mía, cómo no teniendo ya Jesús fuerzas para llevar la cruz, los judíos le aliviaron de aquel peso con una fingida compasión.
¡Ah, Jesús mío! Yo soy quien merezco la cruz porque he pecado: haced que a lo menos os siga, llevando por vuestro amor la cruz de la adversidad.
Padrenuestro, Avemaria y Gloriapatri.
V. Miserere nostri, Dómine.
R. Miserere nostri.
Haced, oh Santa Madre,
que las llagas del Señor
se impriman en mi corazón.
Quis non posset contristan,
Christi Matrem contemplari,
Doléntem cum Filio?
SEXTA ESTACIÓN
EL ROSTRO DE JESÚS ENJUGADO POR LA VERÓNICA
V. Adorámoste, oh Cristo, y bendecírnoste.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
En esta sexta estación se contempla cómo la Verónica enjugó el rostro de Jesús.
Considera, alma mía, la prontitud de aquella santa mujer en aliviar a Jesús, y cómo Jesús la recompensó inmediatamente, permitiendo que su adorable rostro quedará estampado en aquel lienzo.
¡Ah, Jesús mío! Purificad mi alma de todas sus manchas e imprimid en ella y en mi corazón vuestra santísima Pasión.
V. Miserere nostri, Dómine
R. Miserere nostri
Padrenuestro, Avemaria y Gloriapatri.
Haced, oh Santa Madre,
que las llagas del Señor
se impriman en mi corazón.
Pro peccátis suae gentis.
Vidit Jesum in torméntís.
Et flagélis súbditum.
SÉPTIMA ESTACIÓN
JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ BAJO EL PESO DE LA CRUZ
V. Adorámoste, oh Cristo, y bendecímoste.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
En esta séptima estación se contempla la segunda caída de Jesús con gran dolor y tormento.Considera, alma mía, los padecimientos de Jesús al caer de nuevo, a causa de tus recaídas en el pecado.
¡Ah, Jesús! Me confundo en vuestra presencia, y os ruego que me ayudéis a levantarme de mis caídas de manera que no vuelva a recaer jamás.
Padrenuestro, Avemaria y Gloriapatri.
V. Miserere nostri. Dómine.
R. Miserere nostri.
Haced, oh Santa Madre,
que las llagas del Señor
se impriman en mi corazón.
Vidit suum dulcem natum,
Moriéndo desolátum,
Dum emísit spíritum.
OCTAVA ESTACIÓN
JESÚS CONSOLANDO A LAS PIADOSAS MUJERES
V. Adorámoste, oh Cristo, y bendecimoste
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
En esta octava estación se contempla cómo Jesús encontró a las piadosas mujeres que lloraban por Él.
Considera, alma mía, cómo Jesús dijo a aquellas mujeres que no llorasen por él, sino por sí mismas, para enseñarte que antes debes llorar por tus pecados, que compadecer sus sufrimientos.
¡Ah, Jesús mío! Dadme lágrimas de verdadera contrición, para que sea meritoria la compasión que siento por vuestros dolores.
Padrenuestro, Avemaria y Gloriapatri.
V. Miserere nostri, Dómine.
R. Miserere nostri.
Haced, oh Santa Madre,
que las llagas del Señor
se impriman en mi corazón.
Eja, Mater, fons amóris,
Me sentiré vim dolóris,
Fac, ut tecum lúgeam.
NOVENA ESTACIÓN
JESÚS CAE POR TERCERA VEZ BAJO LA CRUZ.
V. Adorámoste, oh Cristo, y bendecímoste.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
En esta novena estación se contempla la tercera caída de Jesús, con nuevas heridas y nuevos tormentos.
Considera, alma mía, cómo cayó Jesús por tercera vez, para expiar tu malicia obstinada que te hace recaer sin cesar en nuevos pecados.
¡Ah, Jesús mío! Quiero poner para siempre término a mis iniquidades, a fin de procuraros algún alivio; confirmad, os ruego, mis propósitos y haced que con vuestra gracia sean eficaces.
Padrenuestro, Avemaria y Gloriapatri.
V. Miserere nostri, Dómine.
R. Miserere nostri.
Haced, oh Santa Madre.
que las llagas del Señor
se impriman en mi corazón.
Fac ut árdeat cor meum,
In amando Christum Deum,
Ut sibi compláceam.
DÉCIMA ESTACIÓN
DESNUDAN A JESÚS Y LE DAN HIEL Y VINAGRE
V. Adorámoste, oh Cristo, y bendecímoste.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
En esta décima estación se contempla cómo, habiendo llegado Jesús al Calvario, fue despojado de sus vestidos y le dieron a beber hiel y vinagre.
Considera, alma mía, la confusión de Jesús, al verse enteramente despojado de sus vestiduras y la pena que experimentó cuando le dieron a beber hiel y vinagre. Así expió tus inmodestias y sensualidad en la comida.
¡Ah, Jesús mío! Me arrepiento de todos mis excesos, y prometo con firme resolución no volver a renovar vuestras penas, y vivir en adelante con toda modestia y templanza. Así lo espero, ayudado de Vuestra divina gracia.
Padrenuestro, Avemaria y Gloriapatri.
V. Miserere nostri, Dómine.
R. Miserere nostri.
Haced, oh Santa Madre.
Que las llagas del Señor
se impriman en mi corazón.
Santa Mater, istud agas,
Crucifixi fige plagas,
Cordi meo valide.
UNDÉCIMA ESTACIÓN
JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ
V. Adorámoste, oh Cristo, y bendecimoste
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
En esta undécima estación se contempla cómo Jesús fue clavado en la cruz en presencia de su afligidísima Madre.
Considera, alma mía, los tormentos que sufrió Jesús al sentir sus pies y manos traspasados de gruesos clavos. ¡Oh, crueldad de los judíos! ¡Oh, amor de Jesús hacia nosotros!
¡Ah, Jesús mío! ¡Vos padecisteis tanto por mí, y yo nada quiero sufrir por Vos! Enclavad, os ruego, en vuestra cruz, mi rebelde voluntad, resuelta a no ofenderos más en lo porvenir, antes bien, a padecer voluntariamente cualquier pena por vuestro amor.
Padrenuestro, Avemaría y Gloriapatri.
V. Miserere nostri, Dómine.
R. Miserere nostri.
Haced, oh Santa Madre.
que las llagas del Señor
se impriman en mi corazón.
Tui Nati vulneráti.
Tam dignáti pro me pati.
Paenas mecum divide
DUODÉCIMA ESTACIÓN
JESÚS MUERE EN LA CRUZ.
V. Adorámoste, oh Cristo, y bendecírnoste.
R. Que por tu Santa Cruz redimirte al mundo.
En la duodécima estación se contempla la muerte de Jesús en la cruz.
Considera, alma mía, cómo, después de tres horas de cruel agonía, expiró el Redentor en la cruz por tu salvación.
¡Ah, Jesús mío! Justo es que emplee el resto de mi vida en serviros, puesto que Vos habéis dado la vuestra por mí en medio de tantos tormentos. Tomo aquí esta firme resolución; concededme, por los méritos de vuestra muerte, la gracia de ser fiel a ella.
Padrenuestro, Avemaria y Gloriapatri.
V. Miserere nostri, Dómine.
R. Miserere nostri.
Haceed, oh Santa Madre.
que las llagas del Señor
se impriman en mi corazón.
Mac me tecum pie flere.
Crucifixo condoleré,
Doñec ego víxero.
DECIMOTERCIA ESTACIÓN
EL DESPRENDIMIENTO DE JESÚS DE LA CRUZ
V. Adorámoste, oh Cristo, y bendecímoste.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
En esta décimotercia estación se contempla cómo el Cuerpo Santísimo de Jesús fue bajado de la cruz y colocado en los brazos de su Santísima Madre.
Considera, alma mía, el dolor de la Virgen María al ver muerto entre sus brazos a su divino Hijo.
¡Ah Virgen Santísima! Por los méritos de Jesús, obtenedme la gracia de no volver a renovar en mi vida la causa de su muerte, sino que siempre viva en mi con su divina gracia.
Padrenuestro, Avemaria y Gloriapatri.
V. Miserere nostri, Dómine.
R. Miserere nostri.
Haced, oh Santa Madre,
que las llagas del Señor
se impriman en mi corazón.
Juxta crucem tecum stare
Et me tibi sociáre
In planctu desídero.
DÉCIMOCUARTA ESTACIÓN
JESÚS ES SEPULTADO
V. Adorámoste, oh Cristo, y bendecímoste.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
En esta última estación se contempla cómo fue sepultado nuestro divino Redentor.
Considera, alma mía, cómo fue sepultado con gran devoción y respeto el Cuerpo santísimo de Jesús en un sepulcro nuevo que le habían preparado.
¡Ah, Jesús mío! Os doy gracias por todo lo que habéis sufrido por mí y os suplico que preparéis mi corazón para recibiros dignamente en la Santa Comunión y establezcáis vuestra morada para siempre en mi alma.
Padrenuestro, Avemaría y gloriapatri
V. Miserere nostri, Dómine.
R. Miserere nostri.
Haced, oh Santa Madre.
que las llagas del Señor
se impriman en mi corazón.
Quando corpus morietur.
Fac ut ánimae donetur,
Paradisi gloria. Amén
V. Salva nos, Christe Salvátor, per virtútem Crucis.
R. Qui salvásti Petrum in mari, miserere nobis.
OREMUS
Deus qui Unigenití Fílii tui praetióso sánguine vivificae Crucis vexillum sanctificáre voluísti, concede quaesumus, eos qui ejúsdem sanctae Crucis gaudent honóre, tua quóque ubique protectióne gaudére. Per eúmdem Christum Dóminum nostrum. R. Amen.
V. Divínum auxílium máneat semper nobiscum.
R. Amen.
Padrenuestro, Avemaria y Gloriapatri,
ORACIÓN DE LAS CINCO LLAGAS
V. Deus, in adjutórium meum inténde.
R. Dómine, ad adjuvándum me festina.
Gloriapatri.
A LA LLAGA DE LA MANO DERECHA. Amabilísimo Señor mío Jesús Crucificado, profundamente postrado, y en unión de María Santísima, de todos los ángeles y bienaventurados del cielo, adoro la llaga sacratísima de vuestra Mano derecha. Os doy gracias por el amor infinito con que quisisteis soportar tantos y tan atroces dolores por mis pecados que de todo corazón detesto, y os suplico que concedáis a la iglesia la victoria sobre sus enemigos, y a todos sus hijos caminar santamente por la senda de vuestros mandamientos. (Padrenuestro, Avemaria y Gloriapatri).
A LA LLAGA DE LA MANO IZQUIERDA. Amabilísimo Señor mío Jesús Crucificado, profundamente postrado, y en unión de María
Santísima, de todos los ángeles y bienaventurados del cielo, adoro la llaga sacratísima de vuestra Mano izquierda, y os pido vuestra gracia para los pobres pecadores y moribundos, en especial para los que no quieren reconciliarse con Vos. (Padrenuestro, Avemaria y Gloriapatri).
A LA LLAGA DEL PIE DERECHO. Amabilísimo Señor mío Jesús Crucificado, profundamente postrado y en unión de María Santísima, de todos los ángeles y bienaventurados del cielo, adoro la llaga sacratísima de vuestro Pie derecho, y os pido la gracia de que en las Órdenes y Congregaciones religiosas germinen muchos Santos. (Padrenuestro, Avemaria y Gloriapatri).
A LA LLAGA DEL PIE IZQUIERDO. Amabilísimo Señor mío Jesús Crucificado, profundamente postrado, y en unión de María Santísima, de todos los ángeles y bienaventurados del cielo, adoro la llaga sacratísima de vuestro Pie izquierdo, y os ruego por la libertad de las almas del purgatorio, principalmente por las que en vida fueron más devotas de vuestras sacratísimas llagas. (Padrenuestro, Avemaria y Gloriapatri).
A LA LLAGA DEL SAGRADO COSTADO. Amabilisimo Señor mío Jesús Crucificado, profundamente postrado, y en unión de María Santísima, de todos los ángeles y bienaventurados del cielo, adoro la llaga sacratísima de vuestro Costado, y os ruego que bendigáis y escuchéis a todas aquellas personas que se encomiendan a nuestras oraciones, (Padrenuestro, Avemaría y Gloriapatri).
Virgo dolorosíssima, ora pro nobis, (3 veces).
Jesús Crucificado, reforzad estas plegarias con los méritos de vuestra Pasión: concedednos la santidad de vida y la gracia de recibir los Santos Sacramentos en eI momento de la muerte, y la gloria eterna. Amén.
(Trescientos días de indulgencia)
Oh buen Jesús, en tus llagas escóndeme
(Trescientos días de indulgencia)